EL PERDON ASI MISMO VS EL PERDON DIVINO
La Biblia no usa explícitamente la frase "perdónate a ti mismo" ni da un mandamiento directo en esos términos. El enfoque principal de la Biblia sobre el perdón está en dos direcciones:
- El Perdón de Dios hacia Nosotros: Este es el fundamento. La Biblia está llena de pasajes que aseguran que Dios es misericordioso y está dispuesto a perdonar a aquellos que se arrepienten sinceramente y confían en Él (a través de Jesucristo en el Nuevo Testamento).
- 1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad."
- Salmo 103:12: "Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones."
- Isaías 43:25: "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados."
- Nuestro Perdón hacia los Demás: Jesús y los apóstoles enfatizan repetidamente la necesidad de perdonar a quienes nos ofenden, como condición o reflejo de haber recibido el perdón de Dios.
- Mateo 6:14-15: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas."
- Colosenses 3:13: "Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."
Entonces, ¿dónde encaja el "perdonarse a uno mismo"?
El Valor Espiritual Supremo del Perdón Divino:
Esencial y Fundamental: El perdón que viene de Dios es el único que tiene valor espiritual real y eterno. Es un acto objetivo de Dios basado en Su gracia y el sacrificio de Jesucristo. Transformador Vertical: Este perdón restaura la relación rota entre el ser humano y Dios causada por el pecado. Nos limpia, nos justifica (declara justos ante Él) y nos reconcilia con nuestro Creador. Sin él, estamos espiritualmente separados de Dios. Base de la Salvación: Es la condición indispensable para la salvación y la vida eterna. No es algo que podamos lograr por nosotros mismos; es un regalo inmerecido que se recibe por fe y arrepentimiento. Objetivo y Real: No depende de nuestros sentimientos, sino de la promesa y la acción de Dios. Él declara el perdón, y eso cambia nuestra posición espiritual ante Él.
Secundario y Psicológico: "Perdonarse a uno mismo" es un proceso interno, psicológico y emocional. Consiste en dejar de lado sentimientos de culpa, vergüenza y autocondenación persistentes. Sin Poder Redentor: Este acto no tiene poder alguno para borrar el pecado ante Dios, para justificarnos o para restaurar nuestra relación espiritual con Él. No puede sustituir ni complementar el perdón divino en términos espirituales. Consecuencia, no Causa: Idealmente, la capacidad de dejar de autocondenarse ("perdonarse a uno mismo") debería ser una consecuencia de haber comprendido y aceptado profundamente el perdón divino. Si Dios ya me perdonó, ¿por qué seguiría yo condenándome? Pero el acto interno de "perdonarme" no es lo que produce el perdón de Dios. Valor Humano/Emocional: Su valor reside en la salud mental y emocional. Ayuda a la persona a liberarse de cargas emocionales paralizantes y a seguir adelante en la vida. Es beneficioso para el bienestar personal, pero carece de valor espiritual intrínseco para la salvación o la relación con Dios.
Son TOTALMENTE
DIFERENTES.
- El perdón divino es vertical (Dios
hacia nosotros) y tiene consecuencias eternas y objetivas.
- El "perdonarse a uno mismo"
es interno (dentro de nosotros) y tiene
consecuencias psicológicas y emocionales.
¿Por qué a veces se
conectan o se confunden?
La conexión (que no
igualdad) viene porque la dificultad para "perdonarse a uno
mismo" (es decir, para dejar de sentir culpa y autocondenación) a menudo
surge cuando una persona no ha internalizado o no cree plenamente en la
realidad y suficiencia del perdón divino.
Si una persona cree
sinceramente que Dios, el Ser perfecto y Santo, le ha perdonado completamente a
través de Cristo (1 Juan 1:9), entonces seguir aferrado a la autocondenación
es, en efecto:
- No aceptar plenamente el regalo de Dios: Es como si Dios te diera un indulto
completo y tú decidieras quedarte en la celda castigándote.
- Dudar de la eficacia del sacrificio de
Cristo: Es como
decir que lo que Cristo hizo no fue suficiente para cubrir ese pecado
en particular.
- Poner nuestro juicio por encima del de
Dios: Si Dios te
declara perdonado, ¿quién eres tú para seguir declarándote culpable y
merecedor de castigo emocional continuo? (Romanos 8:1, 33-34).