domingo, 20 de abril de 2025

¿PERDONARSE A SÍ MISMO?

 

EL PERDON ASI MISMO VS EL PERDON DIVINO

La Biblia no usa explícitamente la frase "perdónate a ti mismo" ni da un mandamiento directo en esos términos. El enfoque principal de la Biblia sobre el perdón está en dos direcciones:

  1. El Perdón de Dios hacia Nosotros: Este es el fundamento. La Biblia está llena de pasajes que aseguran que Dios es misericordioso y está dispuesto a perdonar a aquellos que se arrepienten sinceramente y confían en Él (a través de Jesucristo en el Nuevo Testamento).
    • 1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad."
    • Salmo 103:12: "Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones."
    • Isaías 43:25: "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados."
  2. Nuestro Perdón hacia los Demás: Jesús y los apóstoles enfatizan repetidamente la necesidad de perdonar a quienes nos ofenden, como condición o reflejo de haber recibido el perdón de Dios.
    • Mateo 6:14-15: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas."
    • Colosenses 3:13: "Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."

Entonces, ¿dónde encaja el "perdonarse a uno mismo"?

El Valor Espiritual Supremo del Perdón Divino:

  • Esencial y Fundamental: El perdón que viene de Dios es el único que tiene valor espiritual real y eterno. Es un acto objetivo de Dios basado en Su gracia y el sacrificio de Jesucristo.

  • Transformador Vertical: Este perdón restaura la relación rota entre el ser humano y Dios causada por el pecado. Nos limpia, nos justifica (declara justos ante Él) y nos reconcilia con nuestro Creador. Sin él, estamos espiritualmente separados de Dios.

  • Base de la Salvación: Es la condición indispensable para la salvación y la vida eterna. No es algo que podamos lograr por nosotros mismos; es un regalo inmerecido que se recibe por fe y arrepentimiento.

  • Objetivo y Real: No depende de nuestros sentimientos, sino de la promesa y la acción de Dios. Él declara el perdón, y eso cambia nuestra posición espiritual ante Él.

El "No Valor Espiritual" (o Valor Diferente) de Perdonarse a Uno Mismo:

  • Secundario y Psicológico: "Perdonarse a uno mismo" es un proceso interno, psicológico y emocional. Consiste en dejar de lado sentimientos de culpa, vergüenza y autocondenación persistentes.

  • Sin Poder Redentor: Este acto no tiene poder alguno para borrar el pecado ante Dios, para justificarnos o para restaurar nuestra relación espiritual con Él. No puede sustituir ni complementar el perdón divino en términos espirituales.

  • Consecuencia, no Causa: Idealmente, la capacidad de dejar de autocondenarse ("perdonarse a uno mismo") debería ser una consecuencia de haber comprendido y aceptado profundamente el perdón divino. Si Dios ya me perdonó, ¿por qué seguiría yo condenándome? Pero el acto interno de "perdonarme" no es lo que produce el perdón de Dios.

  • Valor Humano/Emocional: Su valor reside en la salud mental y emocional. Ayuda a la persona a liberarse de cargas emocionales paralizantes y a seguir adelante en la vida. Es beneficioso para el bienestar personal, pero carece de valor espiritual intrínseco para la salvación o la relación con Dios.

Son TOTALMENTE DIFERENTES.

  • El perdón divino es vertical (Dios hacia nosotros) y tiene consecuencias eternas y objetivas.
  • El "perdonarse a uno mismo" es interno (dentro de nosotros) y tiene consecuencias psicológicas y emocionales.

¿Por qué a veces se conectan o se confunden?

La conexión (que no igualdad) viene porque la dificultad para "perdonarse a uno mismo" (es decir, para dejar de sentir culpa y autocondenación) a menudo surge cuando una persona no ha internalizado o no cree plenamente en la realidad y suficiencia del perdón divino.

Si una persona cree sinceramente que Dios, el Ser perfecto y Santo, le ha perdonado completamente a través de Cristo (1 Juan 1:9), entonces seguir aferrado a la autocondenación es, en efecto:

  1. No aceptar plenamente el regalo de Dios: Es como si Dios te diera un indulto completo y tú decidieras quedarte en la celda castigándote.
  2. Dudar de la eficacia del sacrificio de Cristo: Es como decir que lo que Cristo hizo no fue suficiente para cubrir ese pecado en particular.
  3. Poner nuestro juicio por encima del de Dios: Si Dios te declara perdonado, ¿quién eres tú para seguir declarándote culpable y merecedor de castigo emocional continuo? (Romanos 8:1, 33-34).


En resumen: El perdón divino es un acto de Dios, vertical, objetivo y espiritualmente vital, que nos salva y reconcilia con Él. "Perdonarse a uno mismo" es un proceso interno, horizontal (dentro de uno mismo), subjetivo y psicológico, cuyo valor es el bienestar emocional, pero que no tiene eficacia espiritual para nuestra relación con Dios. Son dos realidades completamente distintas y no equiparables en valor espiritual.


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